Ayer descubrí que mi bonsai no había muerto.
(llámese bonsai a la rama de un arbol de verdad con un puñado de hojas, pero eso sí, plantada en vertical)
El dia que (de mi mano) llegó a casa el bonsai me sentí cual verdugo pues no hay planta que me sobreviva.
Y efectivamente fingió una muerte publicada. Dejó caer todas sus hojas sin tener en cuenta que subrayaba mi fracaso como cuidador de bonsais...
Pero no estaba muerto.
Mire su pelado tronquito y hasta casi admiré mi fracaso. Aún así no hice nada.
Alguien parecido a mí. Con mi caminar y sin mi conciencia. Con mis manos y con la conciencia que a mí me falta. Lo regó.
Ayer le descubrí unos brotes sospechosos de vida, y unas timidas hojas verdes en forma de disculpa.
Ya verás como al final, por llevarle la contraría a mi verde estadística, nos hacemos amigos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario